El seguimiento a Jesús nos exige despojarnos de todo, aún renunciar al mundo familiar, social, económico y cultural. A todo aquello que nos ate y no nos deje la libertad para asumir todo lo que Jesús hizo por amor. Seguir a Jesús, tomando su cruz nos cuesta, nos asusta, pero es ir tras las huellas del Maestro, supone coherencia de vida, valentía. No buscar el arribismo, el tener más para dominar al otro. El seguimiento a Jesús es amor, entrega, abandonarnos en sus manos y ser conscientes que todo lo que hagamos lo hacemos en su nombre. Porque el camino de la cruz nos lleva a la libertad, a saber respetar y acoger a las personas como hermanos, como lo exige Pablo a Filemón: “Trata a Onésimo no como esclavo, sino como hermano muy querido. Quiérelo como yo, porque tú eres cristiano” (Fil 9,16.20).

domingo, 6 de mayo de 2012

lunes, 2 de abril de 2012

NOS ACERCAMOS AL ENCUENTRO DEL SEÑOR Y A VIVIR LA PASIÓN MUERTE Y RESURRECCIÓN 

domingo, 25 de marzo de 2012

LAS PERSECUCIONES 
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EL MONACATO EN EL MUNDO BÍBLICO




 En el Antiguo Testamento


En el judaísmo oficial u ortodoxo existían instituciones típicamente ascéticas que no pueden ser calificadas de monásticas, pero sí pueden ser consideradas como precedente del monacato cristiano.

LOS NAZARENOS



Es anterior a Moisés. Podría definirse al nazareo como un separado, un segregado, consagrado a Yahvé mediante un voto que consiste en abstenerse de toda bebida embriagante, de toda impureza legal, y no cortarse el cabello jamás.

Los nazareos son carismáticos. Su testimonio consistía en visualizar la consagración a Yahvé frente a los demás dioses vecinos. Consideraban a Yahvé como único dios.

Comunidades Proféticas

No son verdaderas comunidades monásticas, porque no contemplan la separación del mundo, el celibato y una regla común.

Eran comunidades independientes e itinerantes. Giran en torno a un profeta considerado como "Padre". Viven pobremente del propio trabajo o de la caridad pública (2 Re 4, 8.38-44; 6, 1-7). Podía existir pero no era obligatoria la continencia (2 Re 4, 1). Estaban vinculadas a santuarios como el de Nayot junto a Ramá (1Sam 19,18-24), el de Betel (1Sam 10,3-6), el de Jericó (2Re 2,3), el Monte Carmelo (2Re 2,25).  Con David se establecieron en Jerusalén, convirtiéndose en un cuerpo de levitas-profetas. Sus componentes eran de las capas inferiores de la sociedad.

ALGUNAS REFERENCIAS

Existen desde los tiempos de Samuel (1 Sam 10, 5-6.10-13; 19, 20-24), alcanzan el máximo esplendor en tiempos de Elías (1 Re 18, 4.13.19-20) y perduran hasta los tiempos del profeta Amós (Am 7, 14), para desaparecer en el destierro (Zac 7, 3; Neh 6, 10-14).

Los Asideos



El libro de los Macabeos está lleno de alusiones a estos hombres devotos y piadosos, celosos observantes de la ley. Estaba integrado por sacerdotes, escribas y gente sencilla del pueblo (1Mac 7,12 ss.). Practican la continencia. Se caracterizan por el amor acendrado a la Ley y por una aversión a toda cultura pagana que se estaba infiltrando en Israel.

Los Recabitas



Se trata de un clan, la familia de Rekab, que da lugar a un grupo religioso extremista. Protestan contra la instalación, producida a consecuencia del sedentarismo de Israel en la tierra de Canaán.

·       Adoptan un estilo de vida nómada. Su ideal de pueblo es estar en el desierto, predicado por los mismos profetas (Jer 2; Os 2,16-18).

·       Es una vida errante en medio de un pueblo sedentario como una defensa espiritual contra la contaminación.

Los Esenios



Es un movimiento ascético radical. Conocido a raíz de los manuscritos encontrados en el Qumrán (Cuevas del mar muerto). No pertenecen al movimiento oficial judío sino a un grupo heterodoxo.

Se remontan al año 135-104 a.C. hasta la guerra con Roma 70 a.C. Hay tres documentos que nos sirven para saber su vida: La Regla de la Comunidad, La Regla de la Congregación y el llamado Documento de Damasco.

Su Finalidad: Regla de la Comunidad

·       Buscar a Dios y practicar lo bueno y recto como lo ordenado por medio de Moisés y de sus siervos los profetas.
·       Amar cuanto Dios ha elegido y odiar cuanto Él ha odiado.
·       Practicar la verdad, la justicia y el derecho.
·       Llevar la alianza a todos los generosos con Dios.
·       Amar a todos los hijos de la luz y odiar a los hijos de las tinieblas.
·       Purificar su saber en la verdad de Dios (La Ley).
·       No transgredir ni una sola palabra de Dios.

La regla de la comunidad está perfectamente detallada para la misión, vida interna y castigos. Algunos historiadores dicen que hay bastante concordancia entre la comunidad primitiva y la esenia, llegando a influir en el monacato cristiano.

Los Terapeutas



Secta judía de la diáspora similar a los esenios. Viven en Egipto en torno al lago Maeris, dedicados a una vida contemplativa. Como su nombre indica, su finalidad es curar sus pasiones, que intentan romper su unidad. Pasaban la mayor parte del día en sus celdas individuales que constaban de un lugar sagrado y otra habitación. Su organización era comunitaria. Al igual que los esenios practicaban el celibato, renunciaban a la propiedad privada y se entregaban a las observancias ascéticas.

Monacato en el Nuevo Testamento



Jesús no fue ni un monje ni un asceta

Jesús no perteneció ni a una secta ni grupo ascético de su época. No perteneció ni a fariseos ni celotes. Era un sencillo aldeano. No quiso poder político, ni económico, ni cultural, ni religioso.

ü  Jesús fue un hombre cualquiera, un hombre corriente. Jesús fue durante su vida oculta un trabajador del mundo galileo.
ü  Sobresalía porque sabía leer que era una formación humana que no poseía la gente de su entorno.
ü  A los treinta años se dedicó a predicar de forma ambulante.
ü  No fue asceta porque le gustaban las comidas y banquetes, no ayunaba, tenía la bolsa para gastos, llevaba provisiones... Su sepultura fue la correspondiente a gente rica.
ü  La única característica que lo saca de la normalidad es el celibato, por el reino de Dios. Su vida virginal fue una opción personal que no estuvo ligada a institución existente.

La comunidad primitiva tampoco fue una "comunidad monástica”

La fracción del pan: centro de la vida comunitaria, causa y signo de la vida en fraternidad (Hch 2,42).
Comunidad de bienes materiales: Pobreza al servicio de la caridad y de la hospitalidad (Hch 4,33-35).

La comunidad primitiva modelo de las comunidades religiosas de todos los tiempos
Los primeros monjes, que ya escribieron sobre el monacato, lo explicaron como una respuesta a una llamada procedente del Evangelio, es decir, un modelo de vida de entrega radical a Cristo.


EL MONACATO CRISTIANO





Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Mt 19,29.

Tres fragmentos sobre el monacato

No es fuga del mundo lo que legitima en última instancia el monacato cristiano, sino el radical hallazgo de Dios encarnado que llega a polarizar del todo la vida en el más dulce y liberador “secuestro” de todo aquello que es secundario, banal y frívolo.

Esto hace que la fuga del mundo no se explique desde el desprecio de las realidades temporales sino desde su extrema relativización ante el absoluto que representa Dios amado sobre todas las cosas (no contra todas las cosas).

La ascética no es la autodestrucción pesimista de la propia vida en una extraña inmolación a un Dios Abstracto, sino la libertad con la que se quiere educar una pertenencia amorosa a ese Dios con nosotros encontrado.

El silencio, no será el mutismo censurador de quién no tiene nada que decir, sino el asombro de quién se abre a la escucha profunda de la Palabra para la que nació.

La soledad, por último, no será el aislamiento cobarde o la escapada irresponsable a un escondrijo privado, sino la elección suprema de un espacio en donde reconocer y celebrar la Presencia de la que somos peregrinos y desde la que se nos envía como testigos.


El monacato no es algo privativo del cristianismo, gentes que se retiraban de la vida en comunidad para vivir una vida ascética y que después reunían seguidores que se ponían a vivir en común, es un fenómeno anterior al cristianismo del que tenemos constancia por la propia Biblia, y que se ha desarrollado en casi todos los movimientos religiosos a lo largo de la Historia, y ahí están, sin ir más lejos, los monjes budistas.

Desde la primera época del cristianismo este fenómeno que tenía amplia tradición en el pueblo judío, comenzó a desarrollarse ya dentro de la Iglesia cristiana, y en el siglo IV San Agustín (uno de los grandes Padres de la Iglesia y autor de Confesiones y La ciudad de Dios y de una teoría sobre el sexo que la posterior moda puritana ha enterrado totalmente) da una serie de normas para aquellos que se retiraban al desierto y después comenzaban una vida en común con otros anacoretas.


Conclusiones

La vida monástica (en su forma inicial) aparece en varias de las más importantes religiones del mundo civilizado, lo que nos demuestra que es una reacción humana y normal ante las aspiraciones morales y espirituales, ya que fue la enseñanza de Jesús la que dio forma a esas aspiraciones.

El monacato cristiano representa un paso en la evolución de la vida perfecta.








La situación de la Vida Consagrada, según la visión de Benedicto XVI




Hablar de la situación de la vida consagrada, y más a nivel mundial, no deja de ser pretencioso. Abarcar todas las vicisitudes, la problemática, las particularidades de este tipo de vida, pudiera parecer una encomiable empresa, pero riesgosa. Dejar a un lado componentes principales, o recalcar aquellas que no lo son, pudiera llevar a conclusiones falsas o desviadas de la realidad. Sin embargo no debemos olvidar que un análisis, un diagnóstico, si bien se apoya en la realidad, nunca puede reflejarla completamente. Los tentativos de presentar una realidad tienen como finalidad última el llegar a conclusiones que ayuden a mejorar dicha realidad. Quedarse simplemente en el análisis de la realidad sin dar una interpretación a la misma para sugerir algunas soluciones, sería un mero ejerció académico. Conocer la realidad, al menos en sus variables más importantes, es el vehículo que nos debe llevar a encontrar medios adecuados para mejorar la realidad.

Un buen análisis de la realidad debe comenzar con una premisa: la sinceridad. Aceptar la realidad tal como es, sin menospreciarla ni sobrestimarla. La realidad de la vida consagrada es una y no se puede negar. De lo contrario no seremos capaces de hacer algo por mejorarla. Si la realidad de la vida consagrada no se considera con toda objetividad, se puede caer en el error de pensar que es un organismo sano, cuando en verdad puede que adolezca de muchas enfermedades. O por el contrario, puede pensarse que no tiene solución y se caerá entonces en la desesperación, la desilusión o la depresión, actitudes muy comunes estas últimas en el continente europeo.

Debemos también considerar la persona que hace el análisis de la situación. Desde un punto de vista meramente humano, quien posee informaciones de primera mano, de diferentes fuentes, a nivel internacional, está en mejor posición para dictaminar sobre la realidad de la vida consagrada, que quien posee una visión parcial de la vida consagrada, porque la considera desde su propio punto de vista, desde su ideología o porque toma en consideración sólo un sector geográfico en donde se desarrolla la vida consagrada. Y si hablamos desde el punto de vista espiritual, no podemos pasar inadvertida el hecho de que quien ejerce el ministerio cetrino goza de una especial asistencia del Espíritu santo.

En base a estas consideraciones podemos pensar que la visión de Benedicto XVI sobre la situación de la vida consagrada goza de ciertos privilegios, humanos y espirituales, que le permiten expresar sobre ella un juicio certero. Además es muy conveniente tomar en cuenta que su formación académica, como profesor e investigador, ha formado en él una mente analítica que le permite analizar situaciones complejas, expresándolas en palabras claras, simples y llanas. Por último, otro factor que juega a favor de Benedicto XVI en esta labor de análisis de la situación de la vida consagrada, ha sido los juicios que sobre ella da ha expresado en diversos momentos importantes de la historia de la Iglesia. En primer lugar, como Cardenal Joseph Ratzinger y en calidad de Prefecto de la Congregación de la fe católica, en la Propositio n.39 del Sínodo de los obispos sobre la vida consagrada. Siempre como Prefecto de la Congregación de la fe católica, y en segundo lugar en las intervenciones que ha tenido sobre la oración cristiana  y en ocasión de la condena sobre el profetismo en la Iglesia.

Pensamos por tanto que la visión de Benedicto XVI sobre la situación de la vida consagrada es desde los puntos de vista antes enunciados, digna de ser tomada en consideración como un punto de referencia para el análisis y la solución de los problemas que aquejan a la vida consagrada y que por tanto el título de este artículo no tiene nada de pretencioso, siempre en la visión de Benedicto XVI.